Los haikus son como joyas literarias de origen japonés, pequeños destellos de belleza y profundidad condensados en apenas tres líneas. Pinceladas sutiles que pintan imágenes vívidas o evocan emociones intensas en la mente del lector.
Un haiku tradicional consta de tres versos, con una estructura silábica de 5-7-5, es decir, cinco sílabas en el primer verso, siete en el segundo y cinco en el tercero. Aunque parece simple, lograr transmitir una emoción profunda en tan pocas palabras es todo un arte.
Además, el haiku tradicionalmente captura la naturaleza y la atmósfera de una determinada estación del año, como la primavera con sus flores en floración o el invierno con su frío penetrante. En español, es importante mantener este enfoque en la naturaleza, pero también se pueden explorar otros temas como las emociones humanas, los momentos cotidianos o las reflexiones filosóficas.
La simplicidad y la sugerencia son características esenciales del haiku. En lugar de descripciones detalladas, se prefieren las imágenes evocadoras que permiten al lector llenar los espacios en blanco con su propia interpretación. Además, se pueden utilizar técnicas literarias como el kigo (palabras de estación) o el kiru (corte o cambio) para agregar capas de significado o crear sorpresa en el poema.
Por último, la musicalidad y el ritmo son importantes en un haiku. Aunque no hay rima en el haiku tradicional, se busca una cadencia natural que fluya suavemente a lo largo de las tres líneas.